jueves, 7 de agosto de 2014

Sergio

Hoy antes de enterarme de su partida justo estaba recordando aquellos momentos en los que no huía de mí, en los que no quería correr a los brazos de las promesas de mierda. Estaba recordando cuando era valiente, cuando mi acción más directa era el sollozar en la duda. Cuando sufría por el otro, cuando no tenia miedo al sufrimiento y batallaba contra él. Cuando lo incorrecto no me asustaba y navegaba en colores. Espero que tú, compañero de dudas, adversario de letras, te hayas abrazado a la nada con desbordante placer. Muerte, sueños, batallas y placer ! SALUD, mi amigo !

sábado, 31 de mayo de 2014

Vida

He pasado por muchas cosas durante toda mi vida que no es muy larga, o tal vez sí. En algún momento creí en la existencia de Dios, el cristiano, el que me promete todo, el que me da paz, el que llena -eso que creo- es el vacío humano. Eso que perdió al ser humanizado, tal vez. Me hacia sentir bien, mientras pedía perdón por mis pecados y era perdonada. En algún otro momento deje de creer en ese Dios pues me parecía imposible que alguien con todo el poder del mundo decidiera hacer la guerra, decidiera odiar. Creí que como mujer, como humana, podía construir eso que era bueno mientras me daba cuenta que mis coterraneos -.de hoy y de siempre- eran unos bárbaros, sangrientos, asesinos, insensibles. Creí que aún así teníamos un lado bueno que explotar, podíamos amarnos, vivir felices. Después me di cuenta de la imposibilidad de ese mundo, pues a diferencia de mi yo cristiana ya no había un mesías que me prometía el paraíso sino que era yo la que debía construirlo, pero era como un dique frente al mar tratando de hacerlo. Caí en una fuerte crisis, llorar a diario, de tratar de hacer lo que fuera por crear ese paraíso mientras estaba totalmente consciente que jamás se haría. En otro momento de mi vida al darme cuenta que no era lo suficientemente valiente para irme de este infierno decidí ignorar aquella mierda de la que estaba rodeada y venderme a lo que un día odié. Ayer pensaba mientras disfrutaba de un buen Marlboro que el hombre era hombre y que era un sueño de niños el paraíso, mientras dentro de mí seguía sabiendo que en algún caso, que en todo caso, no me agrada que ... simplemente no me agrada. Hoy, no sé, no sé nada del mundo lo único que tengo por seguro son mis sentimientos pero estos cambian a cada segundo. Lo único seguro es mi razón, pero no la lógica o la matemática sino esa que ... esa; lo malo es que a esta no la entiendo y no sé si algún día lo haré.